Tras el gran tiroteo sufrido en el hospital en la temporada anterior, parece que nada volverá a ser lo mismo, sobre todo para aquellos que empezaron a vivir temerosos a raíz de esto: Cristina cambia su chip completamente, dejando de ser aquella cirgujana exitosa y ambiciosa y pasando a ser una persona que pasa desapercibida por los pasillos del hospital y en la vida de muchos de sus compañeros; Alex, en cambio, se siente como un héroe y necesita pasar a ser algo más en su trabajo, esforzándose como nunca; Meredith empieza a madurar y se convierte en una persona fuerte y valiente; Bailey decide vivir la vida como si no hubiera un mañana, dándole una nueva oportunidad al amor. Para mí, esos han sido los cambios más importantes.
Odié la etapa en la que Cristina dejó de ser ella misma, siendo rescatada por Derek (que no por su marido, véase, Owen) ya que este se lo debía y sabía qué era lo que tenía que hacer. ¿Por qué no me gustó nada ese etapa? Más que nada porque Cristina siempre había sido un personaje caracterizado por su mal humor, su fatal de sentimientos pero, ante todo, por su lucha en ser la mejor y destacarse en cuanto a los demás. La cirugía había pasado de ser su vida entera a no ser nada. Me alegro de que, al final, recuperáramos a esa cabezota Cristina que tanto se estaba echando en falta.
Lo mejor de esta temporada ha sido, sin duda, las relaciones que se han dado en ella y cómo han ido evolucionando; en total, se han producido tres bodas (Derek y Meredith (pasando del pos-it), Arizona y Callie, Cristina y Owen) y muchas otras relaciones como la de Lexie con Mark Sloan, OTP de la vida.
He sufrido muchísimo con algunos eventos que han tenido lugar, sobre todo con el accidente de coche de Callie y Arizona (a pesar de que el capítulo musical fue un total agobio), pero me alegro de que Callie, a pesar de todo lo que ha sufrido temporada tras temporada, haya conseguido al fin lo que más anhelaba y deseaba: una familia de verdad. Además, me encanta que se le está dando un mayor protagonismo a su personaje. Siendo sincera, me encanta ver a Mark Sloan como papá, aunque echo de menos su relación con Lexie y entiendo perfectamente que ella se haya sentido traicionada por él dos veces seguidas, pero es que me gustaban tantos juntos que he sufrido muchísimo.
En cuanto al final de la temporada, la relación de Meredith y Derek ha dado un giro de 360º, convirtiéndose Meredith en la madura de la relación, algo que nunca hubiera previsto. Mientras que Derek decide huir por una decisión que Meredith había tomado, totalmente sana y entendible, a ella no le queda otra que cuidar de su, ahora, hija Zola; y, esto solo demuestra que Derek solo mira por él mismo, al menos, en este caso. Solo espero que terminen de forjar su vida tal y como ellos desean.
Y, una vez más, pienso que Owen Hunt no pinta nada en la serie y es que, lo he odiado por querer forzar a Cristina a hacer algo que ella no quería, aunque también entiendo el punto de vista de Owen, por supuesto y es que también él es importante en la situación y tiene derecho a opiniar; simplemente, ninguno ha actuado de la forma correcta pero todos sabemos cómo es Cristina. Sin duda, pienso que si no quería terminar en esta situación, debería haber puesto una barrera en ese caso.
Mark Sloan dejando marchar a Lexie ha sido de lo más doloroso y más cuando mutuamente se decían que se querían y que siempre lo iban a hacer. Jackson debería darse cuenta de que, simplemente, es un segundo plato y nada más. Y es que, es un personaje que piensa que por su cara bonita va a conseguir muchas cosas y lo odio por ello porque, para eso, ya está Alex Karev y, repito, para eso no necesitamos a un segundón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario