Scott y Stiles tratan de descubrir lo que hay detrás de la misteriosa infección que está matando el Sheriff de la ciudad.
Teen Wolf, como siempre o como en la mayoría de los casos, vuelve con muchísimas preguntas y con una intensidad que ha logrado dejarnos anodadados, y es que Theo no se cansa de molestar a los protagonistas y mucho menos de hacerles la vida imposible.
Con los que más he sufrido ha sido con Lydia y Stiles, por supuesto (ante todo aclarar que no me gusta Stydia, no me matéis, por favor).
Hemos podido ver a una Lydia totalmente cambiada o, mejor dicho, ida y es que han podido totalmente con el personaje. Cuando empezamos con la serie, quién nos diría que Lydia iba a pasar a ser tan importante en la historia y es que, ahora parece ser que todo depende de ella. Mantengamos la cofianza y la fe puestas en Lydia y en todo lo que es capaz de hacer. A pesar de su estado y situación, estoy segura de que se las arreglará para salvarse y para salvar a sus amigos.
He de decir que odio a su madre, de verdad. Vale, entiendo que esté enfadada con Stiles y que le culpe de todo pero, si te ha dicho la verdad y has comprobado que era cierto, será porque sabe algo más y puede mantener a Lydia a salvo; pues nada, más cabezona que nadie.
En cuanto a lo que Lydia deja en la piedra, ese símbolo de sheriff, nos deja dos teorias: o se trata de la muerte del padre de Stiles (cosa que dudo), o está relacionado con algo de Parrish, ya sea la muerte de este o cualquier otra cosa. Este personaje se ha convertido en el cancerbero y por supuesto que va a intentar protegar a Lydia a toda costa.
Me ha sorprendido ver a Hayley en el bando de Theo, por así decirlo. Su enlace con los Doctores solo acaba de comenzar y veremos a ver cómo acaba...
Mason es un personaje que me da tan igual... Lo han intentando meter a la fuerza como un falso Stiles o algo parecido, y para apoyar la causa homosexual y no le ha llevado a ninguna parte. No sé si tendrá algo más de importancia en los próximos capítulos pero deja mucho que desear.
En cuanto a Scott, es un personaje que está dispuesto a sacrificarse por sus amigos. Y, a pesar de que en algunos episodios me entran ganas de pegarle un sillazo y hacer que se tranquilice un poco porque me enerva con sus actuaciones y comentarios, en este capítulo no ha estado del todo mal y hemos podido verle intentando dar un paso de confianza hacía Stiles. Me duele en el alma que esta amistad se esté perdiendo de esta manera, pero aun me queda una chispa de esperanza al ver que Stiles aún tiene en cuenta todos los consejos que Scott le da.
No puedo dejar pasar la oportunidad de hablar sobre el gran regreso de Papá Argent, la escena más épica de todo el episodio. Me encanta.
Y ahora llega el punto de sufrimiento. Stiles ha podido conmigo, como en casi todos los episodios. Verle tan cabizbajo y con esa desgana me ha hecho sufrir mucho, aunque era entendible dada su situación. Admiro cómo es capaz de sacar fuerzas, a pesar de que se guie por la rabia, en la más completa tristeza. Su padre es lo único que le queda (ya que en la media temporada anterior, Scott llegó a decepcionarle, perdiendo de esta manera a su mejor amigo; por eso, en el momento en el que queda con Theo para intentar sacarle algo sobre el estado de su padre, dice que su mejor amigo está muerto por su culpa, ya no solo para que este personaje se lo crea, si no porque el dolor seguía en lo más profundo de él y de verdad llegó a sentirlo).
Los pequeños sueños, o recuerdos, de Stiles eran tan preciosos como dolorosos. Me encanta cómo han mostrado a su padre necesitando que Stiles se mantuviera fuerte y firme por ambos y que le diera esa confianza para seguir adelante sabiendo que su hijo podría terminar descubriendo lo que le pasaba, aunque Melissa ha terminado siendo una parte importante con la última idea, haciéndole saber que él siempre permanecería a su lado.
