Con el fin de dar caza al brutal asesino de un seductor nato, Castle y Beckett deben investigar la élite de Nueva York. Mientras tanto, Castle planea sorprender a Beckett en su primer aniversario de bodas.
Hay personas a las que ya no les gusta la serie simplemente porque se repite demasiado pero, es una serie policiada que vive de los casos de asesinato y la relación amorosa entre Kate y Richard. Todo eso es lo que le da esencia a la serie. Por supuesto que pienso que deberían terminarla ya y darle un final digno y merecido pero, hasta entonces, no me voy a cansar de ella.
En este episodio, hemos podido ver una cercanía entre los dos protagonistas después de darse cuenta de que, en realidad, no quieren estar separados y mucho menos divorciarse. Y es que, siempre hay algo en los casos que les hace abrir los ojos y darse cuenta de alguna que otra cosa.
Sin embargo, Kate sigue encabezonada en el mismo caso de siempre y, a pesar de que haber pasado un rato muy romántico junto a Castle, le engaña una vez más, cosa que a Richard no parece gustarle demasiado y con razón. A él le encantaría ayudarla en todo lo que fuera posible, y Beckett, lo único que intenta hacer es alejarle. Entiendo que sea para no ponerle en peligro y protegerlo pero Castle ya es muy mayor para tomar sus propias decisiones y más cuando ambos están casados.
Cambiando de tema, me alegro de que la verdadera y real amistad entre Ryan y Espósito haya vuelto a la serie porque, a pesar de que me rio muchísimo con sus peleas y discusiones ya que parecen un matrimonio, lo que más me gusta es verlo unidos y trabajando juntos mejor que nadie.
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